martes, 25 de octubre de 2016

Divas Idol de los 80s: Momoe Yamaguchi, La Leyenda Viviente.

La génesis del género idol propiamente dicho se dio durante la década de los 70s de una manera más bien progresiva. Artistas como Junko Sakurada, Masako Mori, Saori Minami, Agnes Chan, Mari Hamachi y Rumiko Koyanagi  moldearon y perfeccionaron la imagen característica de la idol con sus bellezas, imágenes e innegables talentos los cuales les permitieron imperar en las listas de Oricon y en los corazones del público japonés durante toda la década. Pero fue otra la chica que destacó sobre todas ellas y aunque su debut y su auge tuvieron lugar en los años 70s fue en 1980 y los años subsiguientes cuando se afianzó como una figura de culto no solo en el campo musical sino en la cultura popular japonesa para la posteridad. Es un gran honor para mí presentarles a la muy distinguida Momoe Yamaguchi.

El nacimiento de la estrella que sería Momoe Yamaguchi se dio en el programa de televisión Star Tanjou!, cuna de muchas artistas de las eras dorada y plateada del género idol (80s y 70s respectivamente) y aunque solo alcanzó el segundo lugar del concurso logró llamar la atención de varios productores al punto de poder permitirle escoger libremente la compañía discográfica que mejor trato le ofreciera para lanzar su carrera, todo un lujo para una finalista del “Star Tanjou!”

Una vez firmados los contratos de rigor y pasado el año de entrenamiento obligatorio de toda idol, Momoe Yamaguchi lanzaría su primer sencillo “Toshigoro” el cual fue utilizado como tema principal de su película homónima. El tema no logró llamar mucho la atención pero para el lanzamiento de su segundo sencillo se utilizó una estrategia alternativa que de ser aplicada hoy día metería en serios aprietos legales a cualquier productora o compañía disquera: “Aoi Kajitsu”, nombre del segundo sencillo de Yamaguchi, contiene sugestivas letras como “Puedes hacerme lo que quieras. Puedes decirle a todos que no soy una buena chica”(Traducción muy libre del autor) que no significarían gran cosa de no ser porque Momoe Yamaguchi tenía en ese momento solo 13 años de edad, así que el revuelo causado no era injustificado. Esta fórmula se repetiría otras veces más en la carrera de Momoe siempre sorprendiendo por igual a la prensa y al público debido al contraste entre la imagen típica de idol que ostentaba (inocente e infantil) y las insinuantes letras de las canciones que interpretaba propias de una mujer más madura y “experimentada en la vida”. Otras  canciones que siguen ésta curiosa línea característica son “Imitation Gold”, que en una de sus partes traduce algo así como que Momoe sale de la ducha para acercarse a un hombre “entrado en años” y "Hito Natsu no Keiken" que tiene una particular línea que reza: “Te daré lo más preciado que una chica pueda tener”.  Esta misma estrategia publicitaria serviría años más tarde para impulsar la naciente carrera de la otra diva Idol Akina Nakamori, quien coincidencialmente es una ferviente admiradora de Yamaguchi.  

A los 18 años Momoe Yamaguchi era ya una respetada y arraigada artista con un prestigio que a muchas otras en cualquier parte del mundo le tomaría décadas alcanzar. El éxito adquirido por la chica de Yukosuka (ciudad donde se crió y a la cual le dedicó un par de canciones) la convirtió en los 70s en un verdadero ícono de la cultura popular Japonesa no solo por talento musical reflejado en sus ventas sino por sus apariciones en TV y la pantalla grande donde también era una figura asidua con el mismo éxito que en los escenarios llegado a grabar hasta dos películas por año, la gran mayoría de ellas con su actual esposo, el respetado actor Miura Tomokazu. Su fama le permitió así mismo un pase de entrada asegurado de sus presentaciones a cada edición del prestigioso show Musical “Kōhaku Uta Gassen” ininterrumpidamente desde 1974 hasta el día de su retiro.


Tiempo después, Momoe y su dirección artística lograron “suavizar” las cláusulas de sus contratos como “idol” para tomarse muchas más libertades siendo pionera en este tipo de movimientos estratégicos de manejo artístico. Luego, con su recién adquirida libertad Momoe Yamaguchi comenzaría a interpretar canciones que abarcaban temas tan innovadores como la independencia y fortaleza de una mujer y  la capacidad de ser autosuficiente. Durante este periodo vieron la luz algunas de sus canciones más emblemáticas como “Ii Hi Tabidachi”, “Yokosuka Story”, “Playback Part2” y “Cosmos”, ésta última es considerada todo un clásico de la música japonesa y es un favorito de los karaokes además de ser reversión (cover) obligatorio de todo cantante japonés y que en su época causó mucha curiosidad entre los fans de Momoe porque iba en total contradicción con las independientes y desafiantes letras a las que ya los tenía acostumbrados, principalmente porque que la canción es una especie de poema de una madre que tiene dificultades sentimentales para “entregar” la libertad a su hija en vísperas de una inminente boda; la respuesta de la hija es querer detener el tiempo para quedarse como la eterna niña de mamá, a pesar de lo optimista que se nota sobre un futuro prometedor, enmarcado todo en un ambiente primaveral-otoñal gracias a la flor de cosmos que da título a la canción. Al principio Momoe no lograba entender la canción hasta que años más tarde, y ya casada, le enviaría una nota a compositor de la letra, el famoso cantautor de música Folk Masashi Sada en la que le decía que al fin había entendido el sentido de su creación: Sada-san es bastante conocido por escribir canciones que rinden tributo a la unidad familiar y al fortalecimiento de los lazos sanguíneos.





En la etapa final de su carrera Momoe pudo incluso experimentar con nuevos estilos musicales vanguardistas con complejas producciones nunca escuchadas de la voz de una idol como el caso del género Rock con marcada influencia occidental y así la cantante cumpliría uno de sus grandes sueños que era interpretar un álbum completamente rockero, todo ello sin abandonar nunca la investidura “Idol”. 

Aún desde su adolescencia la imagen de Momoe Yamaguchi era simplemente impecable: Los chicos (de TODAS las edades) querían ser su novio. Las chicas querían ser como ellas. Las mamás querían tener una hija como ella y todo el país la admiraba por su intachable conducta, siendo una de las pocas idols totalmente inmune al escándalo. A demás de ser muy hermosa, era una de las mujeres mejor vestidas de su época siempre lucía exclusivos diseños elegantes y sofisticados difíciles de copiar y que aunados a su porte y clase naturales la hacían lucir más como parte de la realeza que del espectáculo; agreguémosle la voz inconfundible de Momoe,  con esa tonalidad profunda totalmente opuesta a las dulces voces de la inmensa mayoría de artistas idol de la época y que acentuaba su imponente presencia en escena, lo que era perfectamente perceptible en sus presentaciones aún a través de las pantallas de televisión en las que mantenía una mirada un tanto fría y desafiante. Sin duda, Momoe brindaba un espectáculo único y serio, digno de una ovación de pie.

Inesperadamente, en 1979 ocurrió lo impensable: Mientras estaban de vacaciones en Hawaii, Miura Tomokazu le propuso matrimonio a Momoe Yamaguchi, luego de años de un romance que se gestó en los platós de grabación de sus innumerables películas juntos. Momoe aceptó su propuesta y en una muestra innegable de amor eterno le prometió que se retiraría de los medios  para el beneficio de su unión. A los 20 años (tres años antes de la edad de “graduación” de toda artista Idol) En octubre de 1979, Momoe hizo oficial su compromiso con Tomokazu y anunció su retiro para finales de los 80s, prometiendo un concierto de despedida. Momoe cumplió su promesa y obsequió además a sus fans un último álbum y unos cuantos sencillos durante todo el año de 1980 e incluso después de su retiro oficial del entretenimiento para dedicarse a ser una abnegada ama de casa.

Su decisión de retirarse de los escenarios es objeto de constante debate y aún hoy día se especula sobre su regreso en cualquier momento, algo que Momoe ha negado incontables veces asegurando que los motivos de su retiro se deben principalmente al amor por su esposo, por sus hijos y a que estaba cansada de cantar repetidamente las mismas canciones. Lo manifestado por Momoe es entendible si tenemos en cuenta su niñez: Momoe es hija de padres separados y su inestabilidad familiar se evidenciaba en el hecho de que a veces debía vivir con sus abuelos (a quienes ella adoraba entrañablemente)  a causa de los constantes altibajos en las relaciones entre sus padres y su posterior divorcio. No es de extrañar entonces que una Momoe adulta apreciara mucho más el verdadero valor de una familia bien fundamentada luego de haberlo tenido todo en la vida.  Hoy día Momoe Yamaguchi es, como señalé anteriormente, toda una señora ama de casa, entusiasta del tejido de colchas, y vive muy cómodamente de las regalías de sus trabajos musicales y actorales.

Sin temor a equivocarme  y con fundamento en lo que he podido leer, Momoe Yamaguchi podría ser la segunda artista más querida de la historia de Japón, solo detrás (aunque con mucha ventaja) de la inmortal Misora Hibari. Su legado es uno de los más sólidos y longevos del entretenimiento japonés gracias a una carrera libre de escándalos y colmada de innumerables logros sumados a su intachable imagen que se mantuvo aún durante los años 80 debido uno de sus últimos lanzamientos, el cual trascendió más allá de su retiro: la canción “Sayonara no Mukougawa” representativo innegable de la década de los 80s y obligado de todo álbum compilatorio de las más importantes composiciones en el campo musical de la mencionada década.


Momoe Yamaguchi

Momoe Yamaguchi será recordada por su perfecta imagen de la idol, la más popular y la más querida no solo de su generación, sino de las siguientes, incluso en otros países como por ejemplo en China, donde es la artista japonesa más reconocida no solo por sus canciones sino por sus actuaciones en TV y sus películas, las cuales se siguen vendiendo en ese país. Para muchos Momoe Yamaguchi es más que una idol: Es un orgullo nacional al que no han olvidado y que aún vive dentro de sus corazones aunque ella haya decidido retirarse del espectáculo y lo hará eternamente.

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