La génesis del género idol propiamente dicho se dio durante la década de los 70s de una
manera más bien progresiva. Artistas como Junko
Sakurada, Masako Mori, Saori Minami, Agnes Chan, Mari Hamachi y Rumiko Koyanagi
moldearon y perfeccionaron la imagen
característica de la idol con sus bellezas, imágenes e innegables talentos los
cuales les permitieron imperar en las listas de Oricon y en los corazones del público japonés durante toda la
década. Pero fue otra la chica que destacó sobre todas ellas y aunque su debut
y su auge tuvieron lugar en los años 70s fue en 1980 y los años subsiguientes cuando
se afianzó como una figura de culto no solo en el campo musical sino en la
cultura popular japonesa para la posteridad. Es un gran honor para mí
presentarles a
la muy distinguida Momoe Yamaguchi.
El nacimiento de la estrella que sería Momoe Yamaguchi
se dio en el programa de televisión Star
Tanjou!, cuna de muchas artistas de las eras dorada y plateada del género idol
(80s y 70s respectivamente) y aunque solo alcanzó el segundo lugar del concurso
logró llamar la atención de varios productores al punto de poder permitirle
escoger libremente la compañía discográfica que mejor trato le ofreciera para
lanzar su carrera, todo un lujo para una finalista del “Star Tanjou!”
Una vez firmados los contratos de rigor y pasado el
año de entrenamiento obligatorio de toda idol, Momoe Yamaguchi lanzaría su primer
sencillo “Toshigoro” el cual fue
utilizado como tema principal de su película homónima. El tema no logró llamar
mucho la atención pero para el lanzamiento de su segundo sencillo se utilizó
una estrategia alternativa que de ser aplicada hoy día metería en serios
aprietos legales a cualquier productora o compañía disquera: “Aoi Kajitsu”, nombre del segundo
sencillo de Yamaguchi, contiene sugestivas letras como “Puedes hacerme lo que quieras. Puedes decirle a todos que no soy una
buena chica”(Traducción muy libre del autor) que no significarían gran cosa
de no ser porque Momoe Yamaguchi tenía en ese momento solo 13 años de edad, así
que el revuelo causado no era injustificado. Esta fórmula se repetiría otras
veces más en la carrera de Momoe siempre sorprendiendo por igual a la prensa y al
público debido al contraste entre la imagen típica de idol que ostentaba (inocente
e infantil) y las insinuantes letras de las canciones que interpretaba propias
de una mujer más madura y “experimentada en la vida”. Otras canciones que siguen ésta curiosa línea característica
son “Imitation Gold”, que en una de
sus partes traduce algo así como que Momoe sale de la ducha para acercarse a un
hombre “entrado en años” y "Hito
Natsu no Keiken" que tiene una particular línea que reza: “Te daré lo
más preciado que una chica pueda tener”.
Esta misma estrategia
publicitaria serviría años más tarde para impulsar la naciente carrera de la
otra diva Idol Akina Nakamori, quien
coincidencialmente es una ferviente admiradora de Yamaguchi.
A los 18 años Momoe Yamaguchi era ya una respetada y
arraigada artista con un prestigio que a muchas otras en cualquier parte del
mundo le tomaría décadas alcanzar. El éxito adquirido por la chica de Yukosuka
(ciudad donde se crió y a la cual le dedicó un par de canciones) la convirtió
en los 70s en un verdadero ícono de la cultura popular Japonesa no solo por talento
musical reflejado en sus ventas sino por sus apariciones en TV y la pantalla
grande donde también era una figura asidua con el mismo éxito que en los
escenarios llegado a grabar hasta dos películas por año, la gran mayoría de
ellas con su actual esposo, el respetado actor Miura Tomokazu. Su fama le permitió
así mismo un pase de entrada asegurado de sus presentaciones a cada edición del
prestigioso show Musical “Kōhaku Uta Gassen” ininterrumpidamente desde 1974
hasta el día de su retiro.
Tiempo después, Momoe y su dirección artística
lograron “suavizar” las cláusulas de sus contratos como “idol” para tomarse
muchas más libertades siendo pionera en este tipo de movimientos estratégicos de
manejo artístico. Luego, con su recién adquirida libertad Momoe Yamaguchi
comenzaría a interpretar canciones que abarcaban temas tan innovadores como la
independencia y fortaleza de una mujer y
la capacidad de ser autosuficiente. Durante este periodo vieron la luz algunas
de sus canciones más emblemáticas como “Ii
Hi Tabidachi”, “Yokosuka Story”,
“Playback Part2” y “Cosmos”, ésta última es considerada todo
un clásico de la música japonesa y es un favorito de los karaokes además de ser
reversión (cover) obligatorio de todo cantante japonés y que en su época causó
mucha curiosidad entre los fans de Momoe porque iba en total contradicción con
las independientes y desafiantes letras a las que ya los tenía acostumbrados,
principalmente porque que la canción es una especie de poema de una madre que
tiene dificultades sentimentales para “entregar” la libertad a su hija en
vísperas de una inminente boda; la respuesta de la hija es querer detener el
tiempo para quedarse como la eterna niña de mamá, a pesar de lo optimista que
se nota sobre un futuro prometedor, enmarcado todo en un ambiente primaveral-otoñal
gracias a la flor de cosmos que da título a la canción. Al principio Momoe no
lograba entender la canción hasta que años más tarde, y ya casada, le enviaría
una nota a compositor de la letra, el famoso cantautor de música Folk Masashi Sada en la que le decía que al
fin había entendido el sentido de su creación: Sada-san es bastante conocido
por escribir canciones que rinden tributo a la unidad familiar y al fortalecimiento
de los lazos sanguíneos.
En la etapa final de su carrera Momoe pudo incluso
experimentar con nuevos estilos musicales vanguardistas con complejas
producciones nunca escuchadas de la voz de una idol como el caso del género
Rock con marcada influencia occidental y así la cantante cumpliría uno de sus
grandes sueños que era interpretar un álbum completamente rockero, todo ello sin
abandonar nunca la investidura “Idol”.
Aún desde su adolescencia la imagen de Momoe Yamaguchi
era simplemente impecable: Los chicos (de TODAS las edades) querían ser su
novio. Las chicas querían ser como ellas. Las mamás querían tener una hija como
ella y todo el país la admiraba por su intachable conducta, siendo una de las
pocas idols totalmente inmune al escándalo. A demás de ser muy hermosa, era una
de las mujeres mejor vestidas de su época siempre lucía exclusivos diseños elegantes
y sofisticados difíciles de copiar y que aunados a su porte y clase naturales
la hacían lucir más como parte de la realeza que del espectáculo; agreguémosle
la voz inconfundible de Momoe, con esa
tonalidad profunda totalmente opuesta a las dulces voces de la inmensa mayoría
de artistas idol de la época y que acentuaba su imponente presencia en escena,
lo que era perfectamente perceptible en sus presentaciones aún a través de las
pantallas de televisión en las que mantenía una mirada un tanto fría y
desafiante. Sin duda, Momoe brindaba un espectáculo único y serio, digno de una
ovación de pie.
Inesperadamente, en 1979 ocurrió lo impensable:
Mientras estaban de vacaciones en Hawaii, Miura Tomokazu le propuso matrimonio
a Momoe Yamaguchi, luego de años de un romance que se gestó en los platós de
grabación de sus innumerables películas juntos. Momoe aceptó su propuesta y en
una muestra innegable de amor eterno le prometió que se retiraría de los medios
para el beneficio de su unión. A los 20
años (tres años antes de la edad de “graduación” de toda artista Idol) En
octubre de 1979, Momoe hizo oficial su compromiso con Tomokazu y anunció su
retiro para finales de los 80s, prometiendo un concierto de despedida. Momoe
cumplió su promesa y obsequió además a sus fans un último álbum y unos cuantos
sencillos durante todo el año de 1980 e incluso después de su retiro oficial
del entretenimiento para dedicarse a ser una abnegada ama de casa.
Su decisión de retirarse de los escenarios es objeto
de constante debate y aún hoy día se especula sobre su regreso en cualquier
momento, algo que Momoe ha negado incontables veces asegurando que los motivos
de su retiro se deben principalmente al amor por su esposo, por sus hijos y a
que estaba cansada de cantar repetidamente las mismas canciones. Lo manifestado
por Momoe es entendible si tenemos en cuenta su niñez: Momoe es hija de padres
separados y su inestabilidad familiar se evidenciaba en el hecho de que a veces
debía vivir con sus abuelos (a quienes ella adoraba entrañablemente) a causa de los constantes altibajos en las
relaciones entre sus padres y su posterior divorcio. No es de extrañar entonces
que una Momoe adulta apreciara mucho más el verdadero valor de una familia bien
fundamentada luego de haberlo tenido todo en la vida. Hoy día Momoe Yamaguchi es, como señalé
anteriormente, toda una señora ama de casa, entusiasta del tejido de colchas, y
vive muy cómodamente de las regalías de sus trabajos musicales y actorales.
Sin temor a equivocarme y con fundamento en lo que he podido leer,
Momoe Yamaguchi podría ser la segunda artista más querida de la historia de
Japón, solo detrás (aunque con mucha ventaja) de la inmortal Misora Hibari. Su
legado es uno de los más sólidos y longevos del entretenimiento japonés gracias
a una carrera libre de escándalos y colmada de innumerables logros sumados a su
intachable imagen que se mantuvo aún durante los años 80 debido uno de sus
últimos lanzamientos, el cual trascendió más allá de su retiro: la canción “Sayonara
no Mukougawa” representativo innegable de la década de los 80s y obligado de
todo álbum compilatorio de las más importantes composiciones en el campo
musical de la mencionada década.
Momoe Yamaguchi |
Momoe Yamaguchi será recordada por su perfecta imagen
de la idol, la más popular y la más querida no solo de su generación, sino de
las siguientes, incluso en otros países como por ejemplo en China, donde es la
artista japonesa más reconocida no solo por sus canciones sino por sus
actuaciones en TV y sus películas, las cuales se siguen vendiendo en ese país.
Para muchos Momoe Yamaguchi es más que una idol: Es un orgullo nacional al que
no han olvidado y que aún vive dentro de sus corazones aunque ella haya decidido
retirarse del espectáculo y lo hará eternamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario